TONALLI, TEYOLIA, HIYOTL.
TEYOLÍA:
El actual término yolo, significa a la vez corazón y alma, derivación de una fusión de yollo y teyolía, centro y entidad anímica, respectivamente, para los antiguos nahuas. "Tanto yolía como yolot derivan de yol, 'vida', y están ligados a las ideas de interioridad, sensibilidad y pensamiento".

Sólo cuando su portador fallecía, el teyolía partía al mundo de los muertos, cuestión que la evangelización sustituyó con el cielo o mundo del Dios cristiano. Asimismo, el hecho de concebir al teyolía como indivisible e inmortal, sin posibilidad de separarse del cuerpo en vida, permitió hallar la correspondencia con el concepto cristiano de alma. El yolo y el teyolía estaban sujetos a recibir diferentes tipos de daño.
Una conducta pecaminosa, principalmente en lo que se relacionaba con la vida sexual, provocaba la torcedura del corazón, y con ello el deterioro de las facultades mentales. Las facultades mentales y la conducta social eran interactuantes, y la interacción se concebía a través de procesos orgánicos, que podían llegar a ser patológicos. También se creía que ciertos hechiceros podían penetrar al organismo de sus víctimas para devorar la energía vital del corazón.
TONALLÍ:
Entidad anímica alojada en el interior del cuerpo humano; le da calor y gobierna las facultades relacionadas con el movimiento y el crecimiento. // Destino de una persona.
Los médicos prehispánicos consideraban que el tonalli era una de las tres entidades anímicas alojadas dentro del soma. Aun cuando su asiento específico era la cabeza, también se distribuía por todo el organismo. Los terapeutas de aquel entonces lo concebían ya fuera como un gas invisible, o bien como una fuerza luminosa, y adjudicaban su daño a las acciones indebidas en que incurría su dueño. El tonalli gobernaba el raciocinio, la conciencia, la voluntad y el destino. Era otorgado por los dioses al momento del nacimiento, pero se fijaba en el individuo y adquiría sus particularidades al realizarse la ceremonia de bautizo indígena, unos cuantos días después del parto. Así, la esencia era común tanto a la persona como a la fecha en que ésta nacía, pues cada jornada era concebida como un ser viviente. Previo al ritual, el tonalli precoz se calentaba gracias al fogón del hogar; pero una vez realizado, el soplo se alimentaba de la luz solar. Su desprendimiento era motivo de preocupación, pues originaba un proceso morboso. Hay evidencias indirectas de que tal desunión sucedía durante la cópula y el sueño. A juicio de los antiguos nahuas, las relaciones sexuales prematuras truncaban el crecimiento y disminuían las facultades mentales; puesto que el tonalli era la esencia rectora de tales atributos,
López Austin señala la relación que existía entre la separación del ente y el coito, exponiendo que:
Ciertas enfermedades eran atribuidas a la cópula practicada por la recién parida o por quien apenas acababa de sanar, personas de las que se suponía tenían menguada su fuerza vital. Esto pudiera coincidir con las actuales creencias de los tzotziles, que afirman que cuando una persona está en vías de curación, su entidad anímica sale y entra constantemente del cuerpo, con lo que los indígenas explican las variaciones de salud que en este periodo tiene el enfermo...
HIYOTL:
En Santiago Yancuictlalpan, Puebla, es el aliento que anima al hombre desde dentro de su organismo y al que se confiere la función de proporcionarle "resistencia" y vitalidad. Se considera un don divino que no debe abandonar el cuerpo mientras exista vida; sin embargo, puede agotarse debido a grandes esfuerzos. Es así que emplean la palabra ihiyotami, "termina el aliento", para referirse al que jadea y respira afanosamente debido a la fatiga.
La acepción que le dan los nahuas de la Chignautla y Hueyapan, Puebla, se apega más a la idea prehispánica, en la que además de ser el aliento vital representado por el vaho que sale por la boca, también es identificado como a una entidad maligna y maloliente que puede ocasionar daños a terceros e, incluso, matar lentamente a las personas. Lo reconocen como un ente que anda por las noches y tiene olor a huevo putrefacto, llamado también aire de muerto (V. cáncer de muerto); asimismo, esta emanación se manifiesta en los vivos a través del mal olor del cuerpo, del aire que sale del estómago por el ano como pedo, y del excremento. Se dice que el individuo que tiene ihíyo fuerte, puede hacer el mal a otras personas o animales, y se considera causa común del mal de ojo.
Quizá la concepción que más se asemeja a la de los antiguos nahuas, como agente causal de enfermedad, es la del grupo chorti de Guatemala, para quien el hijillo es una clase especial de aire impuro que poseen algunas personas y que infunde mayor fuerza a su sangre, haciéndolos emanadores de fuerzas dañinas; todos los hechiceros poseen hijillo y lo usan a voluntad para provocar el mal; sin embargo, las mujeres menstruantes y embarazadas, los cadáveres y los espíritus de los muertos también lo irradian. Se considera a este efluvio causa de cualquier enfermedad, y está particularmente vinculado con el mal de ojo.
Entre los nahuas prehispánicos, al ihíyotl se le atribuía la vitalidad, pasión, vigor, valentía, apetencia, deseo y codicia. Se ubicaba en el hígado como su centro orgánico de residencia y se concebía como un gas invisible, luminoso y, bajo ciertas condiciones, maloliente, que podía verse afectado por una conducta reprobable. También se entendía que el ihíyotl podía salir del cuerpo en forma voluntaria o involuntaria. Aquellos hombres que tenían emanaciones involuntarias, podían dañar a otros seres, animales o cosas a su alrededor; tales emanaciones se debían a estados "orgánicos transitorios, como la menstruación o la excitación sexual, y en otros casos a estados de mayor permanencia, como la impureza por conductas indeseables. Es así que los malvivientes y libertinos eran considerados generadores de fuerzas nocivas, por lo que se procuraba su lejanía. Asimismo, los hombres sabios, dotados de poderes sobrenaturales, estaban facultados para liberar a voluntad su ihíyotl, siempre con fines agresivos. Por ejemplo, los hechiceros soplaban con malos deseos sobre sus víctimas para provocarles daño, o bien penetraban en ellos, tomándolos en posesión, para así devorarles la fuerza del corazón o actuar a su voluntad dentro de ellos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/termino.php?l=1&t=ih%C3%ADyo
- http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/termino.php?l=1&t=tonalli
- http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/termino.php?l=1&id=139
- http://www.toltecayotl.org/tolteca/index.php/2014-03-30-23-46-16/biblioteca-tolteca/6338-teyolia-tonalli-ihiyo-sabiduria-tolteca-unam
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